De la Incorehencia a la ley de Zafar.


De gringos, cabecitas y discriminadores
(Fuente: Pagina 12 – 22 de setiembre 2011)
En el Segundo Festival Internacional de Cine Migrante, el ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni hizo una historia crítica no exenta de ironía sobre migraciones, migrantes y racistas en Argentina. La mesa se abrió en el Centro de la Cooperación
http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Carlos Rodríguez
Zaffaroni; Chillier, del CELS, como moderador; Abramovich, del I. de DD.HH.; y Mazzadi, directora del festival.
Imagen: Sandra Cartasso.
En el marco de un festival de cine dedicado a reivindicar los derechos humanos de las personas migrantes, el ministro de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni hizo una reseña histórica crítica –no exenta de ironía– sobre la discriminación sufrida en la Argentina por los que llegaron no sólo del exterior, sino también del interior del país. “La utopía latinoamericana de los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín fue desbaratada por cuatro racistas que se la tomaron en broma, pero creo que ahora estamos en condiciones de comenzar a realizarla y hacerla realidad”, afirmó Zaffaroni.(1)
Antes había hablado el secretario ejecutivo del Instituto de DD.HH. del Mercosur, Víctor Abramovich, quien expresó su preocupación por la situación, en el continente, de “los niños migrantes, sobre todo los que migran solos (hacia los países centrales), a veces por cuestiones económicas o para reintegrarse a sus familias, y que sufren abusos extremos, a veces por parte de grupos del crimen organizado y a veces también por la violencia estatal, como privaciones de la libertad o malos tratos en los puestos fronterizos”.
Los dos oradores cuestionaron la Ley de Migraciones de la dictadura, conocida como Ley Videla, reemplazada por una nueva norma aprobada por el Congreso nacional. Abramovich señaló que, más allá de las normas legales, los Estados a veces prefieren mantener a los inmigrantes como “ilegales” porque “como los mantienen en una situación de ficción o en ‘limbos legales’, como si no hubieran ingresado a su territorio, los Estados creen que no tienen que cumplir con las normas básicas en materia de derechos humanos”. En lo que atañe a la represión de grupos migrantes, recordó latragedia de Tamaulipas, México, donde fueron asesinadas 72 personas.
Sobre la Ley Videla, Zaffaroni resaltó que durante el gobierno de facto encabezado por el dictador Jorge Rafael Videla “los migrantes no eran legalizados por invocadas razones de ‘seguridad’, pero había entre un millón o dos millones de personas en esa situación, sin saber quiénes eran ni dónde estaban. La verdadera inseguridad la generó la Ley Videla. (2)
Sostuvo que el problema central es “cultural”(3) y en ese sentido recordó a la primera tanda de inmigrantes, que fue la de los que vinieron a la conquista de América por la fuerza, masacrando a las culturas originarias y creando “cristianos a garrotazos.(4) Con el correr de los años, en lugar de reclamar primero por los derechos humanos básicos, en América latina hubo que reclamar ante los países centrales “por el desarrollo y después por los derechos sociales, a partir primero del yrigoyenismo y después del peronismo, dos formas populistas de gobierno que, sin embargo, pudieron imponer una serie importante de normas que pusieron freno a los falsos liberales que habían desbaratado las utopías de los libertadores”.
Al realizar un escueto recorrido histórico de la discriminación en la Argentina, recordó que primero “se idealizó todo lo que venía de afuera, por decisión de una elite que actuó contra los originarios, contra el mestizo y el gaucho, pero cuando llegaron los inmigrantes de verdad, los que venían de Europa escapando del hambre y la guerra, los calificaron de gringos degenerados”. En otros momentos de la historia, con las migraciones internas, “los que empezaron a ser discriminados fueron los ‘cabecitas negras’” que llegaban del interior del país.
Un país, dijo Zaffaroni, que en manos de los “falsos liberales” se debatió primero “en las guerras fratricidas que terminaron instalando repúblicas oligárquicas” donde fue posible que ocurrieran hechos como “la guerra de la Triple Alianza, el ‘fraude patriótico’, los fusilamientos sin juicio previo, el bombardeo de la Plaza de Mayo, la derogación de la Constitución nacional por bandos militares y la desapariciónde 30 mil personas”.(5) Mientras, los libertadores que alimentaron utopías, como Bolívar o San Martín, “terminaron, uno muriendo pobre por la tuberculosis y el otro refugiándose en Francia porque, si se hubiera quedado en la Argentina, seguramente lo hubieran matado”.(6)
Sobre el final de la charla, Zaffaroni dijo que, a pesar de todo, su visión actual es optimista porque con la nueva Ley de Migraciones y otros instrumentos legales afines “se puede institucionalizar este avance de los derechos de la ciudadanía real. Es necesario institucionalizar este camino porque de esa forma estaremos realizando las utopías de los libertadores que fueron derrumbadas por cuatro racistas”. La charla se hizo en el Centro de la Cooperación, en el marco del Segundo Festival Internacional de Cine Migrante. En la mesa estuvieron, como moderador y presentadora, Gastón Chillier, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y Florencia Mazzadi, directora del festival.

No soy lego en asuntos limítrofes y mucho menos en leyes de inmigraciones, también es bueno decir que mi conocimiento no llega a los talones del Juez Zaffaroni  (¿no es contradictorio que en un país donde el verbo “zafar”, que significa desprenderse, saltar una obligación, tenga una relación fonética con el apellido de un Juez de la Corte Suprema? Digo esto haciendo uso de la ironía que también el Juez usa). Como decía, declaro mi ignorancia en muchos temas, pero hago uso de mi sentido común y de mi capacidad de razonamiento como puede hacerlo cualquier ciudadano de a pie. Aclarado el punto prosigo.
(1)El Juez  Zaffaroni no utiliza correctamente el término “utopía”; este significa según el RAE:  Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. Y si así tomamos el término diríamos que lo que planearon nuestros héroes no era más que un sueño loco y que todos, incluidos los mentores del Unasur y el Mercosur han sido parte de ese sueño loco, que no llegará a ningún fin. Por lo tanto la actual presidente y su homónimo Chavez de Venezuela han proclamado junto a otros como Morales Evo, embarcar al continente todo en “un sueño loco” ¿O no es así?
(2)Si bien he sido de siempre pro fronteras abiertas, también es dable decir que no es posible vivir en un mundo de delicias y maravillas alejado de una realidad donde el crimen y el delito es una moneda corriente. El filtro de una frontera debe estar y ser lo suficientemente útil como para frenar el ingreso de todos aquellos que teniendo en su haber, un prontuario que implique un foco de inseguridad para quienes convivan con él. Una frontera alegremente abierta, en estos tiempos de terrorismo indefinido, difuso en su forma de ser percibido, es un riesgo para la población demasiado grande e inconstitucional. La ley aplicada en la época del mandato de Videla tuvo sus razones y es muy ligero su análisis si se lo trata de esa manera. Es, por parte de un Juez de la Corte Suprema, un desliz importante al darle el marco ni explicar las razones imperantes en el país, le guste o no al auditorio; pero un Juez debe hablar y obrar con la verdad y es lo menos que se le debe pedir. Además no es cierto que los inmigrantes que ingresan a un país están en un “limbo legal”, en realidad están en una situación de tránsito y si superan los permisos otorgados por la ley, deben ajustarse a las penas y los rótulos que les caerán sobre sí, al haber infringido dicha ley. Tal “limbo legal”, existiendo una ley no existe y un Juez no puede decir que eso existe pues esta en contra de lo que él debería estar defendiendo.
(3)Ampararse en una cuestión “cultural” es un latiguillo de barricada. No merece más comentario.
(4)En este párrafo el señor Juez se desmadra casi por completo. En primer lugar quienes llegaron en los finales de 1400 y lo siguieron haciendo en 1500 fueron “conquistadores”, personas que eran enviadas a conquistar tierras en nombre de un reinado o principado, anexando así sus arcas y en toda conquista se establecen guerras por las posesiones; esas no fueron las excepciones. Por otro lado se mezclan a los conquistadores con la iglesia católica que si bien tuvo lo suyo en eso de repartir las tierras, pues se arrogaban ser  los administradores del planeta por intermediación divina, tuvieron algunas incursiones que no han sido tan violentas como las pinta.  Claro que si el discurso es para manipular a un sector amarillo, o rojo, con claras intenciones de crispar las emociones anticlericales, promover odios anti europeístas, remover conceptos setentistas de anti sistema y demás, el discursito de barricada puede tener algo de sentido, pero no en boca de un Juez de la Corte Suprema.
(5)En estas líneas el Juez me confunde, pues mezcla los tantos de tal manera que me recuerda al tango Cambalache. Mis bisabuelos, italianos y vascos nunca fueron calificados como “gringos degenerados”. Jamás. Tampoco lo fueron ninguno de los antecesores de mis amigos y ellos fueron los que fundaron la “Societá Italiana” o la “Sociedad Española de Socorros Mutuos” cuando se reunían no lo hacían escapando de  la persecución, sino integrando a cuanta alma viviente había en los alrededores. Luego mezcla algunos actos repudiables con la mentira de los 30000 cuando ya bien se sabe que fueron algo más de 9000 desaparecidos y una comisión donde actuó un amigo como lo fue el Obispo Gattinoni, por lo que sé de primera mano que el número es real.
(6)Y como final el Juez Zaffaroni da una visión personal y bastante ridícula al decir que si Don Jose de San Martín hubiese estado en Argentina, le habrían matado. Es lago apresurado, malicioso, deliberadamente intencional y fraccionario para la ciudadanía argentina. En mi parecer este señor no debería ejercer ni un segundo más como Juez de la Corte suprema, ni como nada en lo público.
Estos son los personajes que se tienen como líderes actuales, con sus pies de barro bien hundidos en él gracias a sus actuaciones públicas y personales, con sus incoherencias, con sus delirios y sus malintencionados y manipuladores mensajes a quienes son sorprendidos en su falta de fe. 

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