El Sitio


Hay dos herramientas que son muy bien conocidas por los guerreros y sus generales; el sitio y la instalación del odio o la división interna. 
Ambas herramientas generalmente van de la mano, se sitia una ciudad y se la deja sin las necesidades básicas para su mantenimiento, eso debe provocar entre los sitiados la división obligada y la aparición del odio entre ellos. La dilación es altamente efectiva para el derrumbe de los ideales y si en el bando sitiado se carece de líder q
ue anime y mantenga la moral en alto, este efecto corre como la pólvora encendida. 







Instalar el odio es cosa de simplemente esperar a que muestras de soberbia y disparates por parte del sitiador, lo establezcan como moneda común, como conversación diaria, como el pan de todos los días. El odio tiene la facilidad de retro-alimentarse por lo que una vez que se comienza a odiar al líder sitiador es fácil que ese sentimiento se popularice y se convierta en una plaga dentro de la sociedad sitiada, así con una moral derrumbada, el sentimiento anida y se establece por encima de los ideales de unión que antes existían. Al fin la sociedad se divide. 
Esto es atentamente observado por los sitiadores que lo capitalizarán para alentar a sus propias tropas y serán batallas ganadas sin haber entrado en contienda real.
Una moral derruida, un líder inexistente, una sociedad no evolucionada ni educada para actuar en una autogestión, con el odio sustituyendo al ideal de unión y sitiada, dilatando el tiempo de resoluciones, con expectativas que corroen los temperamentos, la guerra se gana sin haber entrado en lucha.
Solo les ruego que lo reflexionen. No se apuren a decir esto no nos sucede, ni nos sucederá, por que es muy posible que ya estén perdiendo la guerra.

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