Amigo mío, Enemigo mío

AMIGO MIO, ENEMIGO MIO



Quiero creer que es amor,
desinteresado y servicial
que me acompañas cada día
que me acunas por la noche
a mi lado no me faltas un segundo;
de mis espaldas no dejas
que se sientan desprotegidas,
eres espada de doce filos,
las espinas de mis rosas,
amargor de mieles olvidadas,
castigo aceptado por divino,
borde roto de mi copa de vino,
mador envolvente de todo mi ser.
Ante ti tiemblo como una hoja
que el viento arrastra sin piedad.
Quiero pensar que es amor
compañero de mis horas laxas,
perdona al juzgarte tan mal,
disculpa mi dislocado humor ,
no ha querido mi verba ofender.
Si te quedas te aceptaré bien,
si te vas te extrañaré como a la mar.
Es nuestra relación terrenal
un sinfín de malas circunstancias,
llegaste a mi cuando el llanto surgió,
la desesperanza lenta me acorraló.
Una década ominosa llevamos ya
desde aquel fatídico final;
el hombro me tomaste con fuerza,
acariciaste mis brazos cansados
cubriste las manos suplicantes,
guiaste mis pobres pies vacilantes,
susurraste consuelo en los oídos
y diste de ti para que me calmara.
Setenta brujos te han atacado
y tú, siempre leal a mi seguiste;
agujas, conjuros, pócimas me dieron
sin lograr de mi alejarte.
Invitaron a mis sueños que te dejase
nada logró vencerte en tu misión,
allí combatiste por nuestro amor
con terquedad de un dios soportaste,
todo embate pérfido que urdieron
jamás renunciaste a nuestro pacto.
Eres el más fiel de mis seguidores,
en silencio conseguiste que te amara,
que te aceptase con todos mis sentidos.
Ahora sé que estarás conmigo hasta el fin
tanto amor hay entre nosotros amigo mío,
que soltarte me mataría,
que sigas aquí no viviré.
Sabes que siempre miro adelante
que no echaré la vista atrás.
Que no guardaré al vil rencor
en mis entrañas para que nos dañe.
Pero amigo mío,
por más que mi amor sea grande
he de declararte mi enemigo.
Tu abrazo de infinita ternura
en garras férreas se convirtieron,
mis pasos se olvidaron de ser,
mis manos torpes se volvieron
y hay nieblas que oscurecen mi mente.
Se retuercen mis músculos
en bailes imposibles de frenar,
en cielos grises, mi vista se pierde
buscando un sol que ya no es.
Sé que nada desviará tu senda,
Que no comprenderás mi letra
Ni aceptarás que desee dejarte
Pero amigo mío,
No se retiene lo que se ama
Ni se daña lo que se quiere.
Permite que vuele libre
una vez más, que mis días sean míos.
Que sea quién fui, dueño de mis fuerzas
y otra vez me transforme,
en una solitaria ave
que sus alas despliega
y a merced del viento va.
Déjame libre.

No duelas más.

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